lunes, 31 de diciembre de 2007

DENDROFILIA


El aire se filtra desnudo y fugaz entre la puerta.
Tú también como el aire. No más. Yo debo ser sólo un sonido arbóreo que entró por la rendija.

Llamada esperada. Boletos de teatro nunca usados.
Y que llámame sólo cuando seas musgo y calles. Y que iremos a la función a ver las marionetas peinando margaritas con nuestros dedos.
Y que mejor vete. Y que ya no te necesito. Y que adiós.

La noche, tímida, se fragmenta en los rincones. Una sábana apenas esculpe su torso.
Anoche no fuiste tanta noche. ¿Qué comprende ese pájaro bobo que me mira? Nadie te entiende.

¿Por qué no te distingo del silencio?

La lluvia de noviembre, luctuosa, sobre las aceras. ¿Eres tú? ¿Quién deja desprendida tus lágrimas? Mano sobre vidrio. Gotas al otro lado, inalcanzables. Y que sopla. Y que pon ahora tu nombre. Y que no, mejor no. El nombre de ambos. Y que el corazón parece una pera. No te sale bien. Mejor lo hago yo. Ausentes y anónimos.

Mato al pájaro y lo relleno de noche. Sucia de ausencia la habitación. Anónima y reptil: ventana de lianas, rectángulo fotográfico. (Mira, esa gota que cae soy yo. Y aquella eres tú. A que no me atrapas… Yo aproveché con la cámara. Saliste bien). Y observarte como agua que no cae. Dendrofílica espera. Palabras no dichas. El inexorable corazón arbóreo, bordado en los anillos acuosos de cada temporada.

Y que no soy esa estúpida orquídea. Y que me voy. Y que es mejor porque en ese pueblo han muerto todos los carteros. Y que suéltame. Y que nuestro amor era un nido de canarios que nunca aprendieron a hablar.

Marioneta. Hilos. Mano. Cuestión de unas tijeras. Soy el único que puede repararte. No habrá más funciones sin ti. Hermoso tu rostro. Inmutable. Y que jamás se irá porque tengo el molde.

Y que no te creo titiritero loco. Y que aleja ese cincel de mí.




Nota: Texto desarrollado conjuntamente con Paul Quispe y el obeso camaleón.

lunes, 17 de diciembre de 2007

DICOTOMÍA AUSENTE



A la ausencia.


Me vi en un espejo. Ella era yo. Tuve miedo. Y estaba solo.


Caruso interpretado por Luciano Pavarotti


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sábado, 15 de diciembre de 2007

DESEOS BAJO LA TIERRA


Para Airin

Deseo que emerja de ti
El verso libre de los pájaros en primavera,
Ululante
Sobre tu cabellera sombría
Sobre tu tierna hermosura carmesí

Te deseo entre las ramas,
Contemplando el cielo azul y exacto
Que baja al secreto de tus senos intocados,
Níveos, insondables.

Deseo una estrella fugaz
Que baje en danza armónica
A tus hombros
A la lámpara
De tu belleza ondulante.

Deseo que emerjan de ti
Los sacros alimentos del poeta,
Silentes
Que broten de tu vientre
Las ingénitas palabras
De la tierra
Que los pájaros canten
La melodía
De tu cuerpo extendido
En las ocultas estrofas del poema.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

EL OTRO LABERINTO


Habían pasado diez años. Sonó el teléfono. “Me gustaría verte. He regresado a mi antiguo departamento. ¿Vendrás?". Él aceptó porque nunca le pudo negar nada. Ni siquiera cuando ella decidió marcharse y le pidió que nunca más la llamara.

Volvió entonces a escuchar baladas cursis y a comer alfajores. A llegar tarde a casa y a enviar decenas de mensajes de texto a su teléfono móvil. Nada había cambiado. Los silencios eran los mismos, sólo sus senos eran ahora más grandes y su piel inexplicablemente más suave a pesar del paso del tiempo. “Sigues igual, ¿por qué tienes que pedirme disculpas después de besarme?”.

En las paredes de su dormitorio: fotografías de personas que alguna vez ella le había presentado. Halló también la fotografía de los dos en la playa. Fue la primera que se tomaron juntos. La primera. “Éramos un par de niños que tenían miedo a tomarse de las manos. ¿Recuerdas que le robabas dinero a tu padre para invitarme helados que yo comía a pesar de estar resfriada?”. Su risa todavía conservaba ese chasquido armonioso de las olas contra las rocas. Afuera, en la calle, los postes empezaron a desvanecerse como sombras.

La perdió. La perdió con la noche. Intentó seguir su aroma y su voz que parecían emanar de la solidez de la penumbra. “¿Me amabas? A pesar de todo siempre me amaste. ¿Cuánto tiempo estuviste sentado a la salida de la universidad? ¿Cuánto?” La abrazó. Y recordó la primera vez en que la sintió desnuda, fulgurante, en medio de la oscuridad.

Cerró la puerta con la intención de espantar todo. A todos. “Fuiste el primero –le dijo ella-, por entonces era una chiquilla a la que le gustaban tus ojos tristes y los tarjetas de colores que me regalabas”. La sintió sobre él. Tibia y suave como hacía diez años.

Se recostó sobre su pecho. Él coloco su mano sobre el vientre de ella. Su abdomen subía y bajaba en una onda que se perdía en algún lugar insondable de la habitación. Pronto se quedaría dormida. Él cerró los ojos. Empezó a hacer frío. Nuevamente se sintió solo. “Debo decírtelo, tengo una hija… Se llama Ariadna – le susurró ella tristemente.”


Ariadna está perdida en el parque. “Es una buena niña. Se parece a ti. A veces le cuento las historias que me contabas. No las cree, pero le encanta escucharlas. Yo las creía”. Los titiriteros inventan sueños y los hacen tangibles sobre la acera. Los niños se congregan cromáticos y felices. Niños. Niñas. Canciones de ronda. Gramófonos. Títeres con hilos imperceptibles. Ariadna dentro del laberinto.

“¿Por qué volví? No lo sé. Ariadna a veces me pregunta de dónde soy. Siempre viene conmigo. Ahora, por mi trabajo, viajamos mucho” Ariadna con su insondable madeja cruza las galerías. “Estás solo. Siempre sentí que seguirías solo”. Estaba solo bajo el haz luctuoso de los faroles. En la banca. En la misma banca.

Ella cepilla el cabello de Ariadna. Hilos que se prolongan alrededor de toda la ciudad concéntrica, sobre su habitación, hacia el departamento, hacia la avenida. Sin el misántropo minotauro. “Ariadna se siente a gusto contigo y desearía quedarse. Le gusta la playa y dar saltitos descalza sobre la arena”.

Solo entre las paredes de su habitación. Solo. Ariadna le sonríe. Intenta seguir el hilo desprendido de su madeja invisible en la solidez de las sombras. Escapa de un minotauro ausente. De una bestia solitaria. “Lo siento… Ariadna no es tu hija”

La ciudad es un laberinto con innumerables puertas abiertas. Con luces pequeñas que se abren como ríos luminosos a la distancia. Lejana. Él nunca regresó. Sólo las palabras de un extraño correo:

“Ariadna nunca tuvo el hilo para salvarme del minotauro. El minotauro era yo”

miércoles, 28 de noviembre de 2007

ONDINA EN EL ARENAL


Deje de escribir cuando empecé a soñarla. El mismo olor a jabón de hotel y las manos de ella delatando su pobreza. ¿Me soñaste? No. Yo nunca sueño. Soñé que perdía mi listón violeta. Tu listón. Lo buscabas entre las sabanas. Suéter rosado. Las sábanas amontonadas sobre el suelo. Ahí debe estar, yo nunca olvido, yo nunca sueño. ¿Qué no está?. Pero… si soñaste que lo habías perdido. ¿Ves? Por eso yo no sueño. Pero te he soñado buscando tu listón en la oscuridad.

Era necesario dejar de escribir porque de pronto la noche cerró mis ojos y oí tus pasos. Nunca te pedí nada, ni siquiera que me soñaras. Pero también fue necesario soñarte, inventarte. ¿Por qué? Si yo nunca sueño. Entró en el cuarto de hotel como una emanación de la noche. El estaba mirándose en el espejo, en duermevela, esperando. No la conocía, dentro de la bifurcación de su reflejo trató de buscar su rostro. Lo encontró. Era extraño, absolutamente extraño. Era como el rostro de una ondina que había visto alguna vez en un libro de mitología.

¿Cuántas veces me has besado? .Nunca, pero ahora lo deseo. Siempre dices cosas sin sentido ¿Acaso no ves mis ojos, mis labios o mis brazos?. No sé quién eres, debo buscarte como a todo. Debo tocar tu cuerpo como si fuera un mapa misterioso. Yo en cambio, sólo te conozco a ti. Sólo te espero a ti . Ambos callaron. La luz de la luna entraba apenas por la ventana cubierta con una vieja persiana. El besó su hombro y antes del primer suspiro ella deseaba olvidar su existencia. Esa rutina de la vida cotidiana donde él y ella sólo se encontraban los domingos después de un largo viaje por los extramuros de la ciudad. Le quitó el suéter lentamente, buscó la caída de su cabellera hasta llegar a sus senos. Y cayeron sobre el lecho como dos árboles derrumbados por un fuego repentino.

Nunca he tocado una piel como la tuya. ¿Quién eres? ¿Desde qué tiempo has venido?. Sólo sé que siempre estuve, al menos para ti. Esperando tu visita, tu llegada en medio del arenal. Es como arena, como trigo todo tu cuerpo, siento que se escapa de mis manos y se refugia en mi sueño. Mírame, toca mis senos como antes, como siempre, escucha mi respiración,… no es de arena. Soltó el listón violeta de su cabellera como cuando conversaban en la puerta de su casa. El ni siquiera se dio cuenta de ello. Se perdió dentro de la oscuridad de sus ojos claros, y de los intrincados relatos que ya no podía escribir. La ondina huyó para siempre de sus manos. Él sintió que un viento remoto atravesaba su pecho en una fuga tenaz, irreversible, poderosa.

Despertó. Se dio cuenta que no había soñado. Que no la había soñado. Salió del hotel, atravesó las calles, los extramuros, hasta llegar al rutinario arenal. Preguntó por una ondina, pues había olvidado su nombre. Le dijeron que se había perdido dentro de aquel río de arena. ¿Una ondina? Los vecinos que le respondieron eran también sombras. La casa pobre un palomar de recuerdos. Cogió un puñado de tierra y la dejó caer hacia el suelo. No cayó tierra sino un listón violeta, escapado de sus dedos que debían escribir.


lunes, 19 de noviembre de 2007

¿DOS NÍNFULAS?

Para Anna

He visto a las niñas de cabello largo,
larguísimo,
en los parques,
jugando a no verse,
a llamarse en idiomas desconocidos,
debajo de los girasoles,
a quererse,
sin palabra alguna.

¿Serán nuestras hijas?

viernes, 12 de octubre de 2007

CONSTELACIONES




A ella...

Hace muchos años que no voy a esa plazuela. ¿Estarán las mismas estatuas? ¿Se encontrará al menos aquella de la muchacha cazadora, en cuyo plinto dijiste que me amabas? ¿Aún estará? ¡Quién sabe!

Empecé a frecuentar el cine con la intención de encontrarte. Repetí varias veces tu nombre en las salas a oscuras. Nadie me dio razón de ti. Me volví amigo de titiriteros, ventrílocuos y otros artistas callejeros, y les mostré tu fotografía con la esperanza de que alguno de ellos te hubiera visto. Pero ninguno recordaba haberse encontrado con una pequeña nínfula de ojos melancólicos.


Salí a la avenida, a esa fuente de soda donde comíamos helados – ¿lo recuerdas?–. Estábamos aún en la escuela y usabas en tu cabellera aquel lazo verde que te hacía tan linda. Le pregunté a un barquillo de chocolate si me habías dejado algún recado; no respondió. En el café-bar me introduje en los estantes, revisé los bolsillos de los mozos; bolsos, billeteras, cualquier cosa donde pudiera encontrar los sobrecitos de azúcar que me pedías hurtar.

Alguien alertó a los demás de mi presencia. El dueño me arrojó a la calle, los sobrecitos se esparcieron sobre la pista; todos tenían la misma imagen grabada, pero yo no recordaba su significado. A pesar de que tú siempre me lo explicabas. Olvidé el por qué de los colores, de la posición de los astros, la ubicuidad de los espíritus. Todo estaba extendido sobre la calzada, como un capricho negrísimo junto a los sobrecitos.

Te gustaba ordenarlos sobre la mesa formando constelaciones, que nombrabas en una lengua que yo desconocía. Me contabas las historias de tus ancestros, perdidas en viajes milenarios a través de los grandes mares y de las invasiones bárbaras. Me ofrecías café con gesto infantil mientras yo intentaba descifrar el orden exacto de los sobrecitos. ¿Eran ellos las estrellas que seguían tus tatarabuelos, y que ahora seguía yo?

Afirmabas que te hubiera gustado edulcorar todos los anuncios publicitarios de las calles céntricas, los postes, las plazuelas, incluso las estatuas. Yo lamentaba no poder hurtar tanta azúcar. Tú sonreías diciéndome que no importaba. Tarde entendí que la insignificancia era la verdadera fuente de tu dulzura.

Aún debes recordarlo: el azúcar regada a los pies de Diana, la muchacha cazadora.

NOTA: Disculpará el lector este es un texto sin animos de formalidad.



La extravagante canción...



La armonía para la composición...

THANATOZS


Al recorrer con mis manos tibias, tu cálido torso, un impulso recorrió todo mi adormecido cuerpo.

Al recorrer tu abdomen con mis manos se encendió en mi una gran hoguera en mi pecho.

Al asirte por la cadera volvió a nacer en mi aquella sensación ya olvidada.

Al respirarte al oído y sentir todo tu cuerpo vibrar y exhalar ese suspiro (gemido) volvio a latir mi corazón al ritmo de esa canción ya olvidada.

Aquella canción tan pocas veces entonada
Aquella canción mil veces profanada.

THANATOZS

NOTA: Un texto del buen amigo Thanatozs, compañero de la esquina de Cirugia Oral II. Producto obviamente de un gran amor y el consumo a kilogramos de películas en DVDs. Saludos Thanatozs.

martes, 18 de septiembre de 2007

AUSENCIA




A ella...


Intento abandonar el silencio. No entorpecer tus pasos con mi ausencia. Pretender que estoy, entre automóviles y semáforos, avanzando y deteniéndome; mientras tú, nebulosa, caminas a mi lado. Y, sin embargo, yo inexorablemente ausente.


Nota: Este es un pequeño texto engendrado en la esquina de la clase de cirugia oral II. Un sincero agradecimiento a Christian Chávez que me cubre cuando el docente dicta clase.

domingo, 26 de agosto de 2007

INEFABLE


A ella…

Cerré los ojos esperando no verla más. Sin embargo, ubicua, aparecía como un minucioso felino detrás de mis cavilaciones. Yo había decidido mentir, presumiendo que un lustro podría transcurrir con la sutileza de una alucinación sin temporalidad. Pretendí ser nihilista; negué la curiosidad de sus ojos, absortos y castaños, observándome. Hasta intenté afirmar la falacia de su aroma luctuoso, apelando a razonamientos inconsistentes. Torpe, encontré presunciones hiératicas sobre su vientre. Pero tarde. En tanto, unas lágrimas humedecieron sus manos.

Abrí los ojos. Ella sollozaba. Quise abrazarla con la esperanza de encontrar un equilibrio, una respuesta satisfactoria dentro de la incertidumbre. Era extensa, infinita, pero insondable. Solo podía basarme en lo ostensible, palpar su fragilidad hasta llegar negligentemente a lo mitómano y, en efecto, a lo parcial. Traté de disuadirme, la contemplé indagando etiologías probables, figuras desconocidas, razones coherentes. Infructuoso, tuve que conformarme con mis vanas elucubraciones. Ya sin palabras, mi conciencia divagaba en lo mental, obnibulada. Entonces ella, entrecortadamente, dijo: Es inefable.


Evité esa palabra durante casi todo el lustro, pues no aceptaba la limitación del lenguaje. Hice como si no la hubiera escuchado nunca. Ella lo sabía. Sin embargo, la repitió más fuerte. Yo callé. El silencio. Lo inefable. Inexorable, tuve que decírselo: Te amo.

Nota: Una sincera disculpa... Este es un texto sin animos de formalidad.

domingo, 19 de agosto de 2007

TOSCANO

Mora en el cielo
por asuntos de gravedad.
Divaga, levita. Etéreo ser
de sombra áurea.

Toscano onicomorfo
de tristes exageraciones.

Celestial y mundano
pintor de nevos
dibujante urbano
enamorado.

Toscano díscolo,
giro de lápices,
Vallejo descabellado.

Toscano delgado
y acechado.

Triste figura
no trazada,
contradictoria.

Sobre la plaza
Es Toscano, solo
Toscano.

Y Volando.


Nota: Esto es producto de las nocivas conversaciones con Walter Toscano. Ser etéreo y no iconográfico... ya que es casi invisible.

miércoles, 15 de agosto de 2007

INSTRUCCIONES PARA ELEGIR UNA MUJER


Cuando un hombre llega a cierta edad es inevitable tendrá que elegir a un espécimen del sexo opuesto; para compartir su casa, tener hijos y perpetuar la existencia de sus genes. El hombre intentará buscar una mujer que cocine como su madre, que después del trabajo lo reciba con masajes en la espalda, que no berrea por el desorden de su ropa sucia y aunque fuese, un poco, se parezca a la modelo de la última revista mensual. Lastima, mi querido lector masculino, que dichas mujeres están extintas o son nonagenarias encantadoras en sillas de ruedas. Las últimas décadas y los movimientos feminista han terminado por enclaustrar este tipo ideal de compañera a las pesadilla más aborrecible de la mujer contemporánea. Es triste, pero la metodología deberá ser distinta para que usted haga su elección o mejor dicho para que no sea "la presa" de una Artemisa diestra.

No se fije de las apariencias, procure buscar en la aleatoriedad de la rutina diaria pues la teoría del cazador hace mucho tiempo caducó ante la inteligencia femenina. Elija a alguien compatible con quien pueda hablar, así las interminables noches de verano en la cama nupcial serán más llevaderas, si se enamora elimine la opción pues la pasión y en última instancia el amor son pésimos nadadores en medio del océano del matrimonio. Recuerde que las mujeres no son la solución pues siempre han sido la causa del problema, haga memoria y encontrará nombres femeninos en la historia como: Eva, Helena de Troya o María Antonieta. Aunque estos casos anteriores son extremos, debe tener en cuenta que las mujeres son un mal necesario; son ese chispazo que te levanta por las mañanas, que te atormenta y enloquece, la inspiración del poeta desprovisto, el abrigo de los niños, el terreno fértil de la vida y las poseedoras de la similitud excluyente.



P.D. Redactado en julio del año 2005. Cuando aún me consideraba misántropo; lastimosamente perdí esa condición. Y este texto al parecer es el resago de la lectura inconciente de algun libro tonto de autoyuda.

lunes, 6 de agosto de 2007

PARTIDA ONÍRICA



Cansado, con los ojos en apertura semiabierta, ofrezco un gambito para que el sueño caiga en la celada de mi próximo lance. Apoyo mi cuerpo agotado en la columna abierta y ataco el punto débil de la vigilia. Sólida cadena de peones aún apoyada por la caballería del insomnio y los obispos dogmáticos de la fatiga. La táctica me permite la colocación estratégica, central, de mi corcel negro: inescrutable e ineludible sobre el tablero. Los castillos, pesadísimos, empiezan a moverse lentamente acompañando a su dama mientras yo, modesto y socialista, prefiero avanzar con los peones hacía el escondite del onírico rey que me niega el descanso. Topamos contra la muralla. El corcel, aconsejado por los ancianos sacerdotes, y por razones éticas, nos insta a respetar la vida del monarca enemigo. Hemos demolido el enroque. El sueño, avergonzado, pretende infructuosamente huir por la cloaca de la octava fila. Decidimos no atacarlo por la espalda. El sueño ha huido; sin embargo, su castillo en escombros, y yo sobre él dormido.

martes, 31 de julio de 2007

VERTIGO


A ella
Y al amor, que es una exageración


Determinarás comprar un cuaderno escolar, despreocuparte de los delincuentes, seguir a unos niños que marchan al son de trompetas y tambores, con paso endeble, mientras esa tonada de marcha escolar sabe a melancolía innecesaria detrás de la faringe. Apoyarás tu espalda encorvada contra un árbol, observarás hacia arriba, mientras el viento nocturno acaricia las hojas de los árboles como las manos de un hombre a la piel de una mujer. Jamás lo hiciste: hacerte a esta manía de asirla entre tus manos y excusar tu tristeza sobre ella; no importa la grandilocuencia o cuan larga y sola es la avenida. Exigua es la razón de caminar amándola.

Es extraño que apeles a los sentimientos, por lo general te agrada entusiasmarte con la inducción, observar el mundo con reglas tangibles, contar parcamente las palomas que picotean los granos de maíz arrojados por los ancianos. Los faroles de papel celofán y carrizo se esconden incontables: esta noche es extraña para ti, tendrás que admitirlo. El cabello de esa niña que te recuerda a ella, a esos enamorados cómplices de palabras torpes e inconexas. Sientes una conspiración en el ambiente, y es sólo el aroma de un teorema indeterminado que no acabas aún de construir.

Sólo bastan las lágrimas para que este capricho finalice. Hazlo, llora; el cuaderno escolar adhiere sus mejillas celulósicas a tus manos, los niños se retiran protegidos por sus madres, se apagan los faroles. Alguien habla de fútbol y política, una muchacha de ojos grandes ha pasado y te ha mirado extrañamente. Expresar lastima, pero seguir aún allí intentando algo de supuesta vanagloria. Armas imágenes torpes en tu cabeza, tal es la encrucijada cuando repruebas tus lágrimas porque indiscutiblemente no tienes por quién llorar.

El árbol próximo no te proporcionará la ternura que buscas para detenerte por más tiempo. Recuerdas gestos, abrazos, pero dejarás que los pasos negligentes guíen tu intemporalidad por las calles. No arrojas una innecesaria envoltura de galleta; la acaricias dentro del bolsillo con una locura tierna, pues estás cayendo en el paroxismo. ¿Por qué ese restaurante luctuoso o la tienda comercial de enfrente te recuerdan las playas de tu infancia? Es tan triste todo esto. En la siguiente esquina una anciana te ofrecerá caramelos a pesar de tu rostro anodino. La melancolía tiende a espantarse con tu sombra. Tú mismo lo reconoces, tus lágrimas arriban al absurdo del desamor y a la ataraxia producida por el sopor y el hambre.

Hoy has apelado a tu disfagia e insomnio, es ésta indolencia espantosa que pretende confundirte con los mendigos; ésta desesperación paupérrima acompañante de tu desdicha hasta la siguiente avenida. Piensas, si existe un objeto, necesariamente hay algo que es la negación de este -la negación absoluta hegeliana-. Comparas: Si hay algo que quieres en consecuencia hay algo que no quieras; como alguien que te quiere y hay otro alguien que no.

La llegaste a amar en es instante, mientras te explicaba cosas absurdas como: la belleza del bostezo de un perro o de porque las gatos maúllan cuando hay luna llena. Cogiste su mano, ella señaló un cuadro donde se veía la torre Eiffel; le prometiste que viajarían a Europa. Te dijo: “Loco, si apenas tienes para invitarme un café”. Ella arrojó su cabello hacia atrás; no tenías certeza sobre su aroma. Estabas enamorado.

La avenida es larga. El semáforo se encuentre en rojo. Cruzaste. Un conductor te ha gritado: “Mierda de borracho, fíjate”. Hace un instante tu alma se ha despedido comentándote una aporía al oído; no obstante tu cuerpo llegará al paradero de microbuses.

¿Es una dualidad o no? Son dos cosas contrapuestas que tienen la misma esencia. Es el cambio cuantitativo que genera un cambio cualitativo. ¿Cuánta la querías? Si la quiero. Entonces también es dialéctica. Es la contradicción que logrará que empujes la puerta de tu cuarto, a pesar de tu estado casi neurovegetativo, que apagues la luz y las lágrimas expresen en número de cuatro o seis la cualidad de tu tristeza.

- Hey, siempre estás tan serio – dijo ella – pareces molesto.

Ella sonríe. Tú también lo harás; tal vez producto de la causalidad de vislumbrar sus dientes o de los sonidos sofrológicos originados de los autos y los centros comerciales. La campanada horaria de la catedral afirmará tu cita prolongada y el hedonismo que te ocasiona verla frágil caminando a tu lado.

La acompañarás a comprar una falda, extrañado porque sólo la has visto con blue jeans, te cogerá la mano convenciéndote con una sonrisa pueril, de entrar a la primera tienda. Pronto te sentirás a través de un caleidoscopio, confundido entre la óptica estética y el murmullo de diálogos sobre la beldad superlativa. Es esta vesania que te dará licencia para abusar de hipérboles y mantenerte callado. Sin embargo, ella se acerca, te da un beso en la mejilla, te pregunta como luce. Le mentirás diciéndole que prefieres verla con pantalones.

Entonces la habitación espera un abrazo totalitario, un verso perfecto adormecido en tu cabeza; mientras la tristeza apoya su peso gravitacional en la retórica más deletérea: la imagen de su rostro -la necesidad de recordarla-. En el silencio, la imprecación del cuaderno escolar será vana; intentará convencerte de escribir, de dejar algo. ¿Pero, para qué? Si lo ingénito es inadmisible, solo válido en la nada. Sin embargo sus ojos eran tan reales.


Tu vida ha sido indiscutiblemente una desmesurada conjunción o mejor dicho una disyunción de hechos melancólicos. Antes de conocerla querer era sencillo, una cuestión tan común como comprar el periódico, sorber el café o llamar a la amante ocasional a su teléfono móvil. La soledad se acompañaba con literatura, filosofía o la compra de revistas culturales. Ahora es asequible la figura anafórica de sus labios. En consecuencia infructuoso es el intento de darte ánimo, el cuaderno escolar resbalará debajo de la cama. Ya estás muerto y jamás la besastes.

domingo, 29 de julio de 2007

ENSAYO SOBRE LA COMIDA


Una mesa, unos cuantos platos, necesariamente sillas; entre días laborales: arroz, menestras y legumbres; los fines de semana tal vez algo especial : pasta, lasagna o comida criolla. Comer es la rutina de todos los días unos los disfrutan más que otros , pero siempre cumple su cometido: sobrevivir. De beber depende si hay limones, naranjas u otras frutas; se exprimen y se calma la sed, si hay sencillo una gaseosa, si está picado alguien un par de cervezas, si vives en un lugar confortable, tienes auto, dinero y una pareja encantadora la mejor opción vino y si quieres sentar a alguien en su silla borracho no hay como el whisky. Comer y beber son las constantes enérgeticas placenteras y en cierto caso acosadoras, en un entorno que te lo niega. La vida no puede transcurrir sin ellas; todos los días las verás; te sentarása en la mesa de tu comedor; en un restaurante, parado en una carreta ambulante, en un callejón, en tu habitación y los tomarás como una dorga, el estupefaciente de la vida corporal de la que dependerás y no podrás refutar durante toda tu existencia.

Si eres una adolescente y vives preocupada alguna vez comerás de rabia, atragantarás tu cavidad oral de eso que alguna vez considerastes asqueroso. Tragarás para no llorar inmediatamente, pero las lagrimas no tardan son puntuales, unos cuantos minutos después en la soledad sobrecogida; tal vez en un rincón grites de cólera e impotencia. Te lamentes de todo, recuerdes a quienes no estan, repudies a los que aún viven y maldigas a quienes te lastimaron. Pero es así, y la olla, el plato, la cuchara, el tenedor o lo que fuese estarán allí a tu lado inmutables, sucios y vacíos.

Hay ciertos días en los que juegas con el tenedor, el plato y la comida en una danza extravagante, la boca permanecerá cerrada, tus sentidos concentrados en el ululante movimiento, que asqueroso se vuelve en estos instantes las menestras, las papas o el arroz, repudias como una magna abominación se te vuelve increíble cuantas veces has podido deglutir esa bazofía para poder subsistir, incluirás un poco de nostalgía a tus razocinios: Recuerdas viejas canciones para calmarte. Si han pasado varios minutos alguien o generalmente tu madre te dirá: " Come" y tu tragarás porque a pesar de todo el mundo sigue girando.
El suicidio no será admisible porque la muerte, al fin, es la prolongación de la vida de la vida en los recuerdos de quienes te conocieron; recordandote jugando, cantando, llorando, amando e inexorablemente comiendo.

NOTA: Fragmentos de un texto escolar.

viernes, 27 de julio de 2007

AZUL Y VERDE


A ella...

Con ella cada suspiro es libertad,
devenir de ebriedad y demonios,
mágica sobre vesania. Acuosa.
Azul sobre azul
hasta verde


Indolente de tiempo,
canta canciones. Miedo,
anónima y extendida
baja lágrimas
acerca de una niña muerta


Versos que declama con mala voz,
pero libre,libre
Yo hago señas, lo intento,
ella cierra los ojos y me ve


Extrañamos juntos, pero desconocidos
efímero asunto nominal,
Con ella todo es un eco, un regreso,
Azul sobre azul
hasta verde



martes, 26 de junio de 2007

FRIO Y MISERIA


A ella, a la metáfora de cariátide y a la lírica que nunca le escribí...
Agradecimiento al desvelo de Graciela.


Junio es frío. Y suelo escabullirme entre las calles intestinales del centro de la ciudad para buscar una buena cavilación entre nombres de conquistadores hispanos. Camino entre paredes cretenses bajo la experiencia lúdica del minotauro; hasta denotar la circuferencia repetitiva; que centrifugamente me acelera hasta la percepción de la noche azul; a través de la luz pálida de los postes coloniales sobre la plaza de armas.

Improvisado encontraré el silogismo luctuoso en el lamento del mendigo; que me invita a quitarle su humanidad entre el balbuceo de unas palabras y la dadiva de unas cuantas monedas; hasta la conclusión de la culpa. No acostumbro pararme en medio de la calle cuando el semáforo está en verde pero es inevitable hace frío y estoy solo.

¿Aun deseo vivir o es la intolerancia de mis células nerviosas hacia la muerte?. Salto hacia la acera felinicamente; me refugio entre la gente.En la radio se anuncia que el frío podría llegar hasta los diez grados centigrados y que en la zonas sur del país hasta los menos quince. En junio me enamoré y lloré por primera vez. Depositadome en el automovil colectivo; la miseria come anticuchos atrapado por el humo y la caída total de la noche; sólo queda la reminiscencia y el intento de sobrevivir que es cojo y sucio; que come visceras y que a veces huele bien; pero que hagiográfica concluye en un lamento.

domingo, 24 de junio de 2007

OLVIDO


El olvido carece de tus labios
No toma el café como tú
Ni persigue cachorros en un parque
El olvido rié pero no recuerda tus lágrimas.

El olvido me acompaña hacia la calle
No gusta de mirar escaparates
No de pedir helados
El olvido camina urbanamente anodino.

Voluble, estrecha, niña de ojos rasgados
Negros, largos, pálidas manos
El olvido no te escribe ni te canta
El olvido se extiende y tu inefable te recuestas
Sobre sus brazos.


En su consideración:
El lector disculpará esta muestra lírica inferior. A veces solo
deseamos expresarnos. Gracias.

DIVAGACIÓN


¿Se es meláncolico o se induce a qué la gente caminé acéfalica?. En la próxima avenida hay una manifestación, personas que gritan y agitan banderolas, gente que no comprende que en días festivos es de mal gusto estropear el transito en el centro de la ciudad. El nombre de la institución pasa a un plano anecdótico o si los hijos de los manifestantes no pudieron ir a la escuela o desayunar esa mañana . Las personas de regreso a sus casas; después del trabajo, dirán que se retrasaron porque la policía arrojó bombas lacrímogenas. Los niños pedirán, sin mayor sobresalto, el nuevo juguete para navidad mostrando la libreta de notas y las esposas se emocionarán sobre la cena de medianoche; si su pavo relleno será mejor que el del año pasado.

Tal vez se pueda caminar con bastante dificultad; el gas lacrimógeno molesta los ojos. Es la misma monserga o es que la repitividad es la nueva moda… mi blue jeans American Lee o mi disco compacto de Shakira. Recuerdo a la última chica que invité al cine. La deje escoger la película; una comedia norteamericana. Ella se divirtió bastante; descubrí algo de belleza entre sus dientes evidentemente blanqueados con una de las últimas técnicas dentales con ozono. Era dulce y bastante amable; trate de buscar algo de individualidad en sus acciones y sólo encontré un código semejante al de las series que pasan por la televisión cerrada. No obstante cuantas veces había soñado con salir con alguna de aquellas actrices. Supose q debí sentirme afortunado; mientras ella hablaba del tipo de ropa y gente que conocíamos en común. Le invité a comer. Ella acepto una ensalada de frutas y una agua mineral charlo acerca de su universidad de lo aburrido que era y de algunas cosas que relacioné con un discurso ético que supuse haber oído en alguno de los dramas televisivos que veían mis primas ávidamente. La acompañé hasta su casa y decidí no intentar besarla a pesar de las hormona. Decepcionado cavilé que las circunstancias del enamoramiento también pueden llegar a ser cosas semejantes a un comercial de televisión o al trailer de una película romántica de presupuesto corto.

El noticiero transmitirá información e imágenes de la manifestación que hubo en el centro de la ciudad en vísperas de las fiestas de fin de año, sin embargo la rapidez y lo común de estas circunstancias no obtendrán el mismo impacto en el jefe de familia que dirá a su mujer que cambie de canal al programa deportivo o de entretenimiento. Creo que asumiré que el próximo día será mejor; que no será la misma manifestación del día anterior; al menos para mi no será la misma chica porque inexorablemente todo fluye.

domingo, 3 de junio de 2007

INCOHERENCIA


¿Alguna vez has intentado dormir escribiendo? Abrir una extraña comunicación entre sopor e ideas. Es un estado semisólido de realidad; el invento o la excusa para cerrar los ojos y encontrar pinceladas de imaginación debajo de la bombilla de luz o espejismos de la realidad entre las pestañas. Duermes e intentas aliviar el cuerpo agotado; libre de sonidos estridentes de vecinos molestos o del gato que maúlla sobre tu techo. Vas respirando lentamente profundo y sincronizado. Prontamente tus sonidos se convertirán en acordes, en estrafalarios ronquidos o en la viabilidad del silencio. No obstante una cama sería adecuada; sin embargo hoy me tomaré la licencia de un sofá y el lapicero.

Disculpará el lector la clara incoherencia pero estas líneas las escribo totalmente dormido. Un sofá contiene mi cuerpo y mi mano prefiere danzar con el bolígrafo sobre el papel; que estar quieto junto al silencio insondable de la calle. Es bastante bueno este estado; la imposibilidad se anula, se puede crear ambivalentemente lo más hermoso como lo más repulsivo. Aprovechar está libertad, estas sensaciones aisladas, unidas, pensadas o tan solo soñadas; recordando los rostros de las mujeres que he querido, los viejos días de playa durante la infancia o las veces en que sólo el silencio puede expresar la totalidad de la oscuridad.

Son ideas y se mueven; hasta acá llega el dinamismo. Aquí puedo ser un gran deportista; haber ganado la última olimpiada, salir en los periódicos, pasear con una hermosa mujer, besar a mi abuela muerta y que nunca conocí…No requiere de rostros… es una vaguedad; imágenes dentro de mi que escapan a la validez de la formalidad.

Aquí no hay política y si la hubiese claramente es utópica. La demagogia sería absurda porque a pesar de la presencia de tantas presuntas personas el único que esta soy yo… o no?. ¿Lo estoy olvidando o lo estoy soñando?. Es Lenin, Marx, Churchill o Mariategui no lo sé… siento que estoy alrededor de mucha gente gritando: Libertad. Amenazando
calles y edificios enormes… esta incoherencia… porque recuerdo haber estado antes en un sofa. Balas policiacas, sirenas y gritos de la gente, cae la gente ¿hay en estos instantes gente? Cierra un plano y estoy en una película de los años setenta me encuentro en un bar donde tocan jazz meláncolico, mientras comienza a llover; el camarero me trae la cuenta. ¿Me siento feliz o estoy soñando?

Me deja un instante – nulidad- observó el auto escarabajo de mi tío… subo no reconozco a nadie son desconocidos y me llevan a la playa. Las olas ululan y el horizonte me empequeñece de repente parezco despertar solo detrás de un acantilado hallo un basural. Aquí el mundo parece acabar se va cerrando junto a sus desperdicios como si se plegase monoplánicamente como una hoja de papel sucio multicromática. Yo soy la hormiga en medio del papel insignificante… ¿Estoy soñando? La hoja se cierra no hay respuesta. Desgraciadamente no la habrá… es verano son las seis de la mañana, el sol ya salió y ya he dormido lo suficiente o al menos eso dice el despertador del celular.

sábado, 2 de junio de 2007

CRONICA DE UNA CIUDAD ENAJENADA


Los semáforos no marcan ningún color. Supondremos que son las seis o siete de la tarde de un día laboral intermedio, dícese de un miércoles o jueves, las personas salen del habitual horario de oficina, el centro de la ciudad inicia un movimiento excéntrico de automóviles de color amarillo, que simulan el trayecto de insectos chillones que tenderán a perderse entre los últimos postes de electricidad que ofrece el concreto o el arenal urbano marginal. No obstante nos encontramos ante la subversión cromática los semáforos parecen enceguecidos, o es que hartos han decidido taparse los ojos para ver que tanto pueden jugar los seres humanos.

Muchas personas tratan de cruzar las calles evitando ser atropelladas; se escuchan gritos de molestia conductores que vociferan entre ellos que avancen, mientras la indecisión en los cruces de los jirones ha provocado ciertos roces entre los automóviles. Algunas personas las más sensatas aun guardan la madura cortesía; ceden el paso o dicen por favor al pedir algo y expresarlo hacia otra persona; no obstante al poco tiempo son pasadas por alto y se pierden en lo más hondo del embotellamiento vehicular. La situación se convierte en una confusión de idiomas y sin embargo es el mismo cristiano español que con la desesperación asume ciertos dialectos algo indescifrables. Los policías intentarán en vano reemplazar las funciones de los semáforos, estos como invidentes muestran la ceguera de la trilogía de sus ojos, con cierto grado de conformidad. No tardará la gente en golpearse y en aparecer los primeros delincuentes robando bolsos, partes de automóviles, billeteras o realizando cualquier tipo de pillaje; en consecuencia las tiendas empezarán un plan de cierre masivo a pesar de que durante estas horas el intercambio comercial se supone casi siempre mayor. Algunos niños llorarán buscando a sus padres pero el intento no es suficiente para mantener el orden; los padres no saben si el semáforo se encuentra en rojo o verde. El amarillo o ambar propondría la duda, la incertidumbre o al menos el escepticismo necesario para poder seguir juzgando y tomar decisiones y no asumir la actitud escolastica del caos irracional. Sin embargo los semáforos no dan ni señales de pestañar o la posibilidad de ello.


Apenas quince minutos han pasado de los hechos y algunos de los más respetados vecinos de la ciudad pedirán una solución directa al alcalde. Este que es un viejito bonachón de supuesto buen carácter, llama a sus asesores que le informarán que los técnicos e ingenieros encargados de los semáforos no encuentran ninguna explicación a tan extraño fenómeno. Las conexiones de alimentación eléctrica se encuentran conformes, la estructura física del aparato intacta, solo un maleficio o una brujería explicaría la inoperatividad de estos reguladores artificiales del transito mecánico humano.

El alcalde asumirá la postura del castigo divino o de la magia retorcida y se comunicará inmediatamente con el arzobispo de la ciudad. Que sin mucha ceremonia partirá con su habitual parquedad acompañado de sus demás sacerdotes a excorsisar a cuanto semáforo heresiarca y ciego encuentren por la ciudad. Sin embargo los semáforos parecen carecer de algun respeto teológico o de que no les causa mucha gracia escuchar oraciones en un latín muy en desuso, ver las imágenes de las cruces cristianas o sentir la humedad del agua bendita. Impasibles cerraran los ojos en un inexorable sueño.

La gente parece resignarse y asumir un éxodo errático. Abandonan sus autos algunos ya con evidentes signos de golpes graves; las personas caminan buscando orientación e irónicamente siguen observando los semáforos. Han pasado tres horas y el stress general es insoportable. El gobierno ha tomado cartas en el asunto y ha asumido una solución agresiva traer en aviones y helicópteros del servicio militar nuevos semáforos para reemplazar o los invidentes. Los reemplazantes son rápidamente puestos en sus emplazamientos pero también asumen la posición monocromática del silencio visual.

Al día siguiente científicos reconocidos de todas las partes del globo han llegado a la ciudad; han examinado los semáforos ciegos; luego de exhaustivas pruebas concluyeron que es un virus desconocido o es el simple aburrimiento de los semáforos. Tratamiento déjesele reposar de tanta carga humana por una semana. Por favor use bicicleta o camine para poder movilizarse.

miércoles, 7 de marzo de 2007

Cuento de Desamor



A ella... y a las mariposas de concreto

Despreocupado, volteó hacia la siguiente avenida con la certeza de que la encontraría. Cargaba un peluche, esos osos comunes con algún detalle como un lazo de color rosa; la tarjeta con su nombre, y un cuarteto mal elaborado que se le había ocurrido la noche anterior.
Había ahorrado hasta el último centavo de su trabajo como repartidor de recibos teléfonicos, tuvo que caminar por calles curvas buscando números inexistentes, conversar con ancianos dementes para que le diesen razón sobre urbanizaciones que jamás había escuchado en su vida. En varios momentos se sintió perdido entre los parques de residenciales desconocidas o a mitad de la carretera panamericana; sin embargo se preguntaba: ¿a donde podría llevarla? ¿que le podría invitar? y que si le sonreía con eso bastaba. Al instante se sintió en una trampa.
La conoció en el instituto; en la misma sección de estudios y desde el primer momento la atracción apareció como un efecto irremediable de hormonas. Buscaba algun tipo de comparación con alguna actriz o cantante pero la individualidad de esa muchacha desembocaba en el más brutal enamoramiento.
Escuchó atentamente la asistencia hasta descubrir el nombre de la chica perturbadora. El "presente" después de un nombre tan común pero que vislumbraba en la criatura más fascinante que habia visto en su vida. Lo cual restaba interés al libro texto o a la explicación del Teorema de Thales que se perdía en la paralelidad de sus cabellos y el corte de dos segmentos de recta representados por sus accesorios comprados en tiendas ambulatorias.
En efecto, le esperaba. Dio unos pasos con la sensación de que su corazón podría salirse en el acto fisiológico del vómito. Apenas comprendía los valores estéticos o que la capital de Suecia era Estocolmo; cuando le dijo "Eres bella". Ella trato de disimular un leve sonrojamiento de sus mejillas y fingir sorpresa cuando le entrego el obsequio con el poema dentro de un sobre blanco de carta. Él la llevo al boulevar y luego al mismo parque donde su madre muerta le mostraba los dibujos de mariposas que realizó cuando era jóven. En consecuencia, ella se sintió incomoda; aún más cuando él le declaro su amor. Lo rechazó luego de la impresión, con esos labios pintados con cosméticos baratos, puso excusas de las más comunes en estas circunstancias. Él recordó el dolor de los cayos en sus pies que le habian salido por el trabajo.No deseo derramar lágrimas. Insistió que "Era bella de todas formas". La trampa se habia cerrado pero las mariposas aun seguían volando entre las flores del parque.

lunes, 12 de febrero de 2007


Viajar rumbo a Chiclayo con un cuento de Cortazar; observando una película en el autobus. La tarde despide con cansancio el día, mientras cae el sol circularmente perfecto sobre el horizonte. Era equilibrado, cómodo y hasta sincronizado... un taxi conocido de un par de viajes anteriores y las estrechas calles de chiclayo que recuerdan a pasajes cretenses que se entrecruzan extraordinariamente lúdicos bajo el ojo desconocedor del novicio viajante. Es cosa de alargar un poco el tiempo sobre el inmenso y casi monstruoso centro comercial; evadir la espacialidad total de calles arenosas y el abuso del mototaxi para contemplar el intercambio comercial gigantesco a la proporcionalidad del chiclayo caluroso que ofrece extremo trabajo de las glándulas sudorípadas y la curiosidad de su acequía que intenta ser el río que lleva la inspiración de sus musas.
Los mendigos descansan del calor debajo de los pies de las cariatides; en la torpe pero no por eso menos bella imitación de la acropolis griega. Los mototaxis completan esta adquisición de influjo selvático. Saliendo por el arenal y el sol de mediodia hacia Pimentel que alza los brazos dendrificos de su muelle para la adquisición de una pintura impresionista de su ocaso.
Chiclayo prehispanico arena y carretera industrial hacia Lambayaque donde el señor reposa... las metaforas pueden ser abusadas ya que la belleza del lugar afirma el sentimiento de pertenecía; chupando un par de marcianos de lúcuma y tomando fotografías. Hermosas mujeres combinaciones de arcilla precolombina, totems selváticos, y la voluptuosidad que puedo encontrar en un escote generoso o de la dulzura de algunas sonrisas.

sábado, 20 de enero de 2007

CEFALEA


Administrarme aspirina por el irremediable miedo de la vulnerabilidad de la creación. A veces las palabras parecen acusar la ineptitud, se niegan a apoyar y construir un párrafo; muestran la deficiencia de recursos para expresar su insondabilidad. Por eso es tan memorable el término de un escrito o la posterior publicación; en efecto se hace necesario el signo doloroso, como el totem de una religión carente de dogmatismo y plagado de heresiarcas, y a la que has vendido tu alma a cambio de cualquier forma de vida coherente. ¿Por qué escribir? Para no sentir tan vacío la existencia... se puede ser tan pesimista; en verdad que sí, ya que hay algo que es necesario... La literatura nace de la miseria... traigan los cuestionamientos... pero es una verdad empirica que he tratado de desterrar y he encontrado casi universalidad en su afirmación.


He allí de nuevo la cefalea. Abrazando la poca estabilidad que resta luego de un par de horas de trabajo infructuoso, no lo podría denominar como una muestra de debilidad, mas bien intento ser positivo y verla como una consecuencia fisiológica a la fatiga sin motivación. No consumo pastillas porque temo depender de ellas, así que el sueño determinará la solución paliativa que colabarará con ciertas imagenes dispersas a la causa.


Te consumes... es cierto... te quedas solo... es verdad... pero la cefalea aún te da esperanza porque aún estas sintiendo...

miércoles, 17 de enero de 2007

SOLEDAD


Hace poco comprendí que la soledad debe ser útil; y no el simple aburrimiento de encontrarse sin compañía, a veces se encuentra consuelo con algunos pasatiempos como la natación, la lectura o coleccionar ciertas cosas, no obstante porque no elegir de pasatiempo a la soledad. La soledad tiene características de acto amatorio es imprescindible la intimidad y el grado de conocimiento, saberla recorrer y guiar por el extasis del placer hacia la compenetración total. Es exquisita y bastante flexible, temporalmente asequible en cualquier situación y no tendrás que llevarla a comer, al cine, comprarle peluches o chocolates si la deseas comparar con una mujer.


Puedes sacarle provecho intelectualmente, reflexiones y grandes ideas de libertad debieron ser engendradas entre sus cabellos o sobre su cadera depediendo de la imaginación genealógica de que cada uno posea. O encontrar exquisitez en su voz mientras canta la misma pero desconcertante canción, supongase aquí q hablo del silencio, pero también es válido acompañarla con alguna buena balada, vals o nocturno de Chopin, no obstante dependiendo del gusto del pasador de tiempo, a la soledad le sienta bien cualquier tipo de música.


¿Qué bebe la soledad? Yo personalmente bebo gaseosa, cuando me acompaña supongo que debe beber tiempo y tibio porque la observo cogerlo en una tranquila taza de porcelana de recuerdos. Pero esta como podrán darse cuenta es tal vez una patológico muestra de anamantismo misantropo. En efecto pero es innegable que de ella parte la originalidad y la creación. Si hay un Dios indiscutiblemente al principio estuvo solo.

lunes, 15 de enero de 2007

ELFEN LIED







Uno de los mejores animes que he tenido la oportunidad de ver. Supongo que entre el aburrimiento del segundo año de universidad; un compañero del Colegio me proporcionó un DVD que tenía más el aspecto de una cinta hentai. Hasta esos momentos solo habia visto los anime que en mi niñez la televisión abierta emitía (dícise a esto Dragon Ball, Saint Seiya, Capitan Tsubasa). Un primer capítulo desconcertante donde el abuso de la sangre, el desnudo, la canción en latín asume una propuesta enigmatica y atrayente ya sea por el morbo o lo irracional que parecen las muertes, guardias despedazados por algo sobrenatural pero que evidentemente emana de la mujer desnuda que parece haber escapado de un laboratorio del gobierno.
Una serie anime que trabajará el aspecto de la doble personalidad llegando a hacer conmovedor al personaje. Una mentira que se arrastra desde una niñez olvidada por el sufrimiento de la muerte. Una distribución de los hechos que hacen impredecible; un final que te dejará con la sensación de continuidad. En trece capítulos bien concatenados que seguramente no te dejarán que te despegues de tu silla mientras observas una de las series más polémicas y donde la tortura psicologica es el factor prepondernte.

Monologo del Misantropo


Las imágenes, el tiempo, luego la devastación un grito, un maldito sueño. Despertar, abrir un ojo, luego el otro, entre los objetos de la mesa de noche los pensamientos de ayer y si es posible los de anteayer. Otra vez levantarse remembrar los recuerdos del suelo, ver los dos pies, los mismo, el ruido matutino común: El mar contra las rocas, la brisa marina sobre el jardín, el baño tan conocido, el espejo ovalado tan antiguo. La vida y el tiempo, el execrable tiempo, y todo lo demás, todo lo demás que demuestra que el pasa, que se envejece, que las uñas crecen, que el cabello, y la barba se tornan blancos, que la vida y el tiempo se esfuman y que solo los pocos segundos son constantes, esos pequeños espasmos de genialidad en el transtornado pensamiento, solo eso impreso en un papel, hacia una eternidad aparante que desaparecerá con mi existencia.Tengo 33 años, se diría la madurez, la plenitud de la fuerza pronto a la debacle y no tan lejos a los años de lo imberbe, triste pateador de latas que encuentra en la soledad y la prolongación de los callejones el entretenimiento de los viricuetos de la geografía espiritual que llegan no todas las veces, pero que cuando llegan son como la inestabilidad de las palabras en la existencia material. Cuando cruzo un parque siempre miro a todas las bancas hay recuerdos en cada una, me digo, hablar de esto es claro al aburrimiento, también me respondo, pedazos de cualquier materia están alli, y yo sigo caminando, he volteado mas de quince calles pero las calles siguen arriba en la cabeza, como la fotografía de algo nostálgico, ¿de qué? ¿Inexplicablemente me reflejan a mi? No…, pero por que la dudad y entonces yo casi siempre regreso; llego hasta la que me parece mas familiar hasta la mas sola y me paro en frente, estático la penetro con la mirada hasta que mis pensamientos se vuelven vapor, solo estoy contento cuando mi razón llega a ese estado metafórico de extinción, solo eso y nada más entonces quedo así, pues esperando; la idea salvavidas el pedazo de algo que me obligue a moverme pero no llega; no es como el entretenimiento subvertido que es más bondadoso , la luz de la que les hablo, es el analgésico ficticio que te libera por breves instantes.

SALUDO



Casi siempre la realidad muestra una aparente inmutabilidad. Pero esto carece de validez. Todo fluye hace mucho lo dijo Heraclito...
Un saludo para la primera entrada de este blog personal donde trataré de mostrar mi expresión... compartiendo ciertas opiniones, gustos y si lo desean también disgustos. Espero recibir apreciaciones de lo que intentaré colgar con algo de coherencia. Entre mis gustos la literatura, la música clásica, el anime, hace mucho que he dejado el ajedrez. Así que supongo que por allí se llevará este blog.
Espero poder intercambiar opiniones y generar algo de cultura.