domingo, 27 de julio de 2008

CONTRAPOEMA DEL PINGUINO Y EL TITIRITERO II


Es cosa de jodidos enamorados
querer a la muchacha pálida de siempre
construir soliloquios
masturbarse penitentemente:
el pecado de no olvidar
sus ojos claros.

Recordar cada paseo,
cada inútil afirmación
o construcción de futuro,
Es cosa de jodidos onanista

Dime maestro calvo,
tu que has visto la soledad
alargarse en tus uñas

¿Cuál es el secreto?
que esconde el amor
en forma de mujer
pálida
de siempre

Tú que has escrito cientos de poemas,
de niñas buenas,
malas y putas

Revela a tu pequeño aprendiz
el secreto de los jodidos enamorados

el porque de tantas lunas sin nombre,
el porque de tantas veces
la misma muchacha pálida,
la de siempre.

Con otro rostro.

sábado, 26 de julio de 2008

EL VUELO DE LOS PERROS


A Paul Quispe,
esperando su tranquilidad.


El muchacho espera las pastillas,
como el inexorable caer de la lluvia
en julio.

Plumas salen entre los poros,
negras,
insondables.

Recuerdo de muchacha con nombre
de bosque,
en otra luna que ni la bifurcación
de los espejos infinitos
halla.

Muchacho quédate con las pastillas,
en cornisa suicida
viendo
el abismo que te regala
la providencia
de tu melancólica ceguera .

El vuelo de los perros
mitológicos
de los perros chuscos,
chusco el amor
con sabor a hierba
y aroma de estuario

Lejana muchacha con nombre de bosque .

Espera el vuelo de los perros,
de los perros chuscos de su amor.

CONTRAPOEMAS DEL PINGUINO Y EL TITIRITERO



El poeta cree que el tiempo
es indolente,
que no importa.

Irrisoria afirmación de necios
o de niños con acné.

El tiempo va a su costado
arrancándole los cabellos
lento
como amante sanguinolenta

llevando la continuidad de sus espejos
a la más sincera
desaparición.

Ayer no te viste poeta.
Era el reflejo de tu amada con vestido negro



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EL POETA OBESO NO DEJA ESPACIO PARA MÀS LETRAS
LOS RASTROS DE LA LUNA SE HAN EXTINGUIDO,
LOS SOLES REDONDOS SE MUEREN DE ENVIDIA
EL BANKETE DE MIL NO LLENA ESA INSOLENTE BARRIGA
(NADA IMPORTA SINO LLENARSE EL ESTÒMAGO KON SATÌRIKOS VERSOS).


A PASO LENTO EL POETA DERRAMA GRUESAS FIGURAS DE KONKRETO
PESADA MAKINARIA DE HACER FIESTA FUNERARIA
EL PINGUINO SALTA SIN PODER VOLAR
UN TITIRITERO GRIS KORROE LOS DESTINOS DE LA LLUVIA


SE BUSKA UN ESPEJO KONVEXO DONDE APOYAR LA SILUETA DE ELEFANTE


ES VANO EL INTENTO DE SEGUIR MARCHANDO A PIE
LAS MUSAS SIN ROSTRO SE ENVUELVEN KON KRUELES SONRISAS
Y ELLA VESTÌA UN TRAJE BLANKO DE NOVIA INERTE.

miércoles, 23 de julio de 2008

SIN TITULO II



Desnuda. Un cigarro y un improbable poemario de Eielson ¿Nunca has deseado desaparecer? Distinta calle en destartalada nota de encuentro. Es la puerta donde te gritan. Donde saben tu nombre y esperas en silencio. La ciudad quieta con cielo plano. No hay estrellas.

Todos comemos gente. Nos alimentamos en un círculo.

Ahí están el corazón o los ojos de una estudiante de filosofía, o la piel clara de una enfermera o la indolente cabellera de una prostituta. Hasta la matriz de nuestras madres. Los inconexos amigos, los monigotes y las pinturas que se desvanecen en las sombras de los cuartos de estudiantes drogadictos.

En consecuencia, concreto es el vacilar de tus senos en la melancólica afirmación de nuestros propios actos fágicos.



Bienvenidos a la mesa de un parque céntrico. La lejana niña de ojos castaños que empieza a coger su primer bocado. El primer corazón rojo que indefectible no lo es.

domingo, 20 de julio de 2008

TOSCANO II


Dícese que esta enamorado

Toscano, sin uñas
sin gorra
simple:
Enamorado

Dícese que se llama Elizabeth

Toscano cuerdo
pies en tierra
hombre decente
a pantalón y corbata
simple:
profesor de arte
Enamorado

Dícese que la plaza perdió
A un dibujante urbano
de lunares.

A medianoche

Toscano enamorado
Y volando.

POEMAS INCONCLUSOS III




POEMA 1

Dicen que canta,
que es como un pájaro
que el agua imita
hasta volverse blanca
muerta.

POEMA 2

Niña pálida:
la nieve que le hurta
tristes colores

POEMA 3

Pequeño: tan reciente en la vida
como discurrir blanco, triste, que va
que esta yendo.
que desconoce de números,
de argumentos, oscuro
¿Has muerto?

la muerte de las entrañas de tu madre
de ojos de ocaso rojo
de mano de niño pobre que no halla monedas
de cuerpo de enfermo tiritante.

Has muerto la agonía anónima de tu madre:
la vida que llora un nuevo peregrino
condenado a desvanecerse




POEMA 4

Si no hubiera nacido poeta,
hubiera deseado nacer de mujer ramera,
y encontrar las lagrimas sinceras de tu sexo
¡Oh, puta que amo!


Palabras en francés,
cabello castaño hasta el hombro
Hermosa.
Se te reconoce por el tatuaje
en la espalda media y los gemidos fingidos
por ese tragar triste del semen.
!Oh, puta que amo!

Afirman que vales lo que pides
Cien dólares.
Y tan bella
cómo para no pensar
que eres ramera.


Luego me pregunto:
¿Cuándo el verdadero y gratuito gemido?
¿Cuándo el orgasmo decente? ¿Existe uno decente?
Debe existir.
Lo has soñado tantas veces
Como llanto
Bajar entre tus piernas,
Y luego adentrarse a tus entrañas
hasta querer estar muerta.

Después del sexo sin amor.

¿Quién sería yo para negártelo?
Yo que deseo las lágrimas sinceras de tu sexo
Yo quien te ama.

jueves, 10 de julio de 2008

MARIA



A Inés
ánimo...


Cuando cumplió veintitrés años y después de incontables cafés le pedí que nos casáramos. María me miró con la profundidad clara de sus ojos negros y me dijo que lo pensaría.

Febrero se llevaba las nubes del acantilado. Su cabello negro largo parecía llegar a lo insondable de la carretera; luego ella se quedaba quieta me susurraba al oído inconexas historias de animalitos de color pastel sobre ríos violáceos; después veía en su piel la prolongación tierna y posible de nuestros hijos. De pronto ¿el amor o el silencio?

La quería. Y ella deseaba a Ariadna y yo a Joaquín .Serían dos niños. Y tendríamos mascotas y los pequeños correrían detrás de ellos en los parques o en el patio de la casa. Ganaría lo suficiente, no nos faltaría nada. María lo sabía.

Pero tenía que pensarlo. Yo dentista y ella estudiante de filosofía, como en canciones cursis de pop; esperando luego de clases encontrar su sonrisa o su manía de mujer independiente, ir juntos al Mcdonals pedir lo de siempre y poner al lado de nuestras tristezas la más intima de las esperanzas. Intentar ser felices.

La lluvia caía. Semáforo en rojo. Dos muchachos se besaban a lo lejos.

¿El amor empezaba en mis ojos o en los de María? Qué rostro no es hermoso, a pesar de la falacia normativa de las proporciones. Nada es exacto. Cabello recogido, con la sutileza de una gorra, polo pequeño de niña, y sonrisa de veinte años. Ala de gaviota; así íbamos caminando.

Pronto encontré hermosas sus exageraciones, delicioso el puré o los tallarines rojos que a pesar de lo repetitivo tenían un aroma a María misma. Yo me enamoraba más cuando decía que lo había hecho con amor ¿Y otra vez el amor? Ella había tocado tanto la metafísica, en las publicaciones de las revistas especializadas, en las tesis, en las cátedras de epistemología o hermenéutica, que era difícil encontrarle cualquier muestra de simplicidad, pero a pesar de esto su inocencia era imperturbable: adorable como la imagen de la gata pequeña que siempre soñó ser. La dulzura inmutable, tal vez el ser mismo de un sistema sólo dable en mi mente torpe de cirujano dentista, pero muy tangible en la desnudez tranquila de María.

“Soy una gata ¿Me quieres?” “Te amo”. De nuevo el amor. La sin razón. Su inteligencia. María hermosa. Como llama triste ahogada en felinos gemidos de placer. El tiempo: veintitrés años, níveos en senos sensualista del siglo XIX: ilustración de color pastel, el pastel de su piel.

Nos casamos. Y todas las noches vi a María sobre nuestro techo acariciando su cabello. Y diciéndome amor con maullidos.