lunes, 15 de enero de 2007

Monologo del Misantropo


Las imágenes, el tiempo, luego la devastación un grito, un maldito sueño. Despertar, abrir un ojo, luego el otro, entre los objetos de la mesa de noche los pensamientos de ayer y si es posible los de anteayer. Otra vez levantarse remembrar los recuerdos del suelo, ver los dos pies, los mismo, el ruido matutino común: El mar contra las rocas, la brisa marina sobre el jardín, el baño tan conocido, el espejo ovalado tan antiguo. La vida y el tiempo, el execrable tiempo, y todo lo demás, todo lo demás que demuestra que el pasa, que se envejece, que las uñas crecen, que el cabello, y la barba se tornan blancos, que la vida y el tiempo se esfuman y que solo los pocos segundos son constantes, esos pequeños espasmos de genialidad en el transtornado pensamiento, solo eso impreso en un papel, hacia una eternidad aparante que desaparecerá con mi existencia.Tengo 33 años, se diría la madurez, la plenitud de la fuerza pronto a la debacle y no tan lejos a los años de lo imberbe, triste pateador de latas que encuentra en la soledad y la prolongación de los callejones el entretenimiento de los viricuetos de la geografía espiritual que llegan no todas las veces, pero que cuando llegan son como la inestabilidad de las palabras en la existencia material. Cuando cruzo un parque siempre miro a todas las bancas hay recuerdos en cada una, me digo, hablar de esto es claro al aburrimiento, también me respondo, pedazos de cualquier materia están alli, y yo sigo caminando, he volteado mas de quince calles pero las calles siguen arriba en la cabeza, como la fotografía de algo nostálgico, ¿de qué? ¿Inexplicablemente me reflejan a mi? No…, pero por que la dudad y entonces yo casi siempre regreso; llego hasta la que me parece mas familiar hasta la mas sola y me paro en frente, estático la penetro con la mirada hasta que mis pensamientos se vuelven vapor, solo estoy contento cuando mi razón llega a ese estado metafórico de extinción, solo eso y nada más entonces quedo así, pues esperando; la idea salvavidas el pedazo de algo que me obligue a moverme pero no llega; no es como el entretenimiento subvertido que es más bondadoso , la luz de la que les hablo, es el analgésico ficticio que te libera por breves instantes.

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