jueves, 21 de febrero de 2008

GARO GIGOLO


Garo ingresó a la habitación. Una luz tenue alumbraba frágilmente la escena. Ella estaba sentada, con las piernas desnudas sobre un mueblecillo dorado. Su belleza lo impactó a tal punto que él dejó de sentir su cuerpo, sistema límbico incluido. Ella lo miró y casi susurrando le dijo: "¿Que estas esperando?” Casi al instante Garo se le acercó. Era una mujer rubia y de mirada fulgurante, de senos grandes, caderas anchas cual silueta de guitarra. Su línea esternal, bien definida, te llevaba la vista hacia su zona más recóndita, ahí donde no llega la luz del crepúsculo. Garo se desvistió rápidamente e inclinó la cabeza hacia su vagina. Empezó a lamer con fuerza, excitándola hasta el cansancio, haciéndola rebozar de placer.

Pasados unos largos minutos de excelsas sensaciones, la mujer se puso de pié y se tendió en la cama. Garo admiró su belleza, la fineza de sus formas, la beldad de su cuerpo. Ella abrió las piernas y le mostró el camino hacia la consumación de la felicidad. El tipo, sin pensarlo dos veces, se acercó lentamente, e introdujo con fuerza su miembro en esa matriz de irreflexiones y pasiones mordaces. Él se movía con destreza, conocía su negocio. Ella gozaba arrebatada de los sueños y la imaginación procaz. Era real, y estaba feliz.

Luego, la mujer se levantó y cogió el pene de Garo como si fuera un trofeo de guerra. Lo agitaba con fuerza, velozmente, conocía el regalo que le esperaba. El hombre soltaba exhalaciones al vacío, empezó a recordar cuando ella, el amor de su vida, le repartía iguales –o mejores- caricias; y ahora, viendo el rostro de su cliente, trataba de pensar que quien lo masturbaba era la verdadera mujer que lo inspiraba en sus intentos de escritor.

La sesión duró alrededor de cuatro horas. Garo cobró sus honorarios y se despidió dándole la mano, haciendo gala de un atisbo de elegancia. A punto de salir de la mansión, a la altura de la puerta, la dama se dirigió a el:

- Tengo algo que pedirte.
- ¿Es urgente? – le replicó éste, algo contrariado.
- Acompáñame mañana a la playa y pasemos la tarde juntos. Estaremos en mi casa, veremos el atardecer, y me encantaría que me acompañes.
- Pasaré por ti a las 3:30 pm – finalizó Garo.

Al día siguiente, Garo llegó al tiempo pactado. Su puntualidad hacía mérito de la perfección de su trabajo. Llegaron al balneario en media hora. El Ferrari que iba conduciendo era muy veloz, y a él le gustaba ser raudo en la carretera, le hacía recordar a Natalia sobre la parte superior del asiento sintiendo el viento golpearle cada centímetro de su cuerpo, el aire adhiriendo su polo hacia sus suaves pechos, dejando notar la fineza de sus erectos pezones. Garo llevaba puestos los audífonos de su IPod y no prestaba mucha atención a las palabras de su acompañante. El desgano hacía presa de su humanidad, tenía ganas de dormir, de tomarse un baño y descansar. Odiaba el hecho de saber que después tendría que satisfacer los goces carnales de su cliente.

- Por fin se quedó dormida – exhaló Garo.

El atardecer, solitario e infinito, había pasado sin dejar un rastro de solemnidad. Y no lo pudo disfrutar, como otras veces, solo agachar la cabeza y resignarse al gozoso placer de la lujuria comprada, ínfimos billetes. Otra vez estuvo sin ella, su Natalia, su adoración. Otra vez vio llorar a la luna y enjuagarse las lágrimas con sus retazos de agonía. Otra vez maldijo su trabajo y su existencia en este mundo.

Por favor, no te levantes. Sigues hermosa y yo contemplándote, hecho un bobo. ¿Sientes mis latidos? Mi pecho va a explotar. ¿Veremos nuevamente el atardecer? Siempre que tu amor lo permita.

Nota: Texto de Vit, el denominado la cuarta espada del chonguerismo. Creo, generado por las deletéreas conversaciones con mi persona. Esto al parecer es otra muestra de sus lisonjas. Un sincero saludo Vit. Gracias por el texto.

10 comentarios:

Víctor Flores Lazo dijo...

Dear Garo:

1. Me agrada ser la cuarta espada del chonguerismo, y como verán, gracias a este texto creo que hago mérito a ese honor.

2. No es una lisonja. Decirte que eres el creador de la corriente literaria "Garoniana", eso si es una lisonja.

3. Tu apodo "Garo" es extraño, como dijo Inés, "nombre de travesti". Eso fue lo que me inspiró a crear este seudo intento de erotismo escrito.

Saludos, me alegra que te haya gustado.

Anónimo dijo...

oie io no sabia k ademas d poeta eras gigolo,jeje weno ta un poco morbozon el cuento y al final no entiendo, pro prefiero evtar explicaciones,jeje

SpkillerzX dijo...

aunke no lo hayas hehco tu, tiene ese estilo que sueles usar... pero tu no le pones tanto detalle, jajaja.
un buen texto que le hace honor al protagonista xD! garo el gigolo xD!

Anónimo dijo...

Ya decía que era verdad y no mito lo de la Cuarta Espada del Chonguerismo. Y viendo el desarrollo parece que pronto desplazarà a la tercera, :p.

Nada, pues què decir. Garo sólo podrá estar con una chica así en los textos (y en sus sueños, claro). Además en ese personaje gariano noto algo vitiano, quizá es un andrógino de ambos.

:p

Saludos muchachos.

Buen texto.

Anónimo dijo...

¡¡Todo sea por la supervivencia del Chonguerismo!!

Salud.

Víctor Flores Lazo dijo...

JAJAJAJAJAJA

Excelentes apreciaciones querido Quispe. Aunque yo diría que mas tiene de Gariano que de Vitiano.


Jajajaja!!! Webadas!!

Saludos, no puedo dejar de reir.

P.D: COMÉNTENLO TAMBIEN EN MI BLOG PES XD jajaja.

Karol_a dijo...

Hola, me gusta tu blog, fue un placer pasar por tu ventana al mundo.
Saludos.

Karol_a dijo...

es bueno este cuento, me alegro de pasar por aquí, volveré de nuevo.
Saludos.

Unknown dijo...

me gusto mucho tu post...

Maria Vanessa dijo...

Mi imaginación volo tanto!
Casi siento haberlo presenciado!

=D