domingo, 26 de agosto de 2007

INEFABLE


A ella…

Cerré los ojos esperando no verla más. Sin embargo, ubicua, aparecía como un minucioso felino detrás de mis cavilaciones. Yo había decidido mentir, presumiendo que un lustro podría transcurrir con la sutileza de una alucinación sin temporalidad. Pretendí ser nihilista; negué la curiosidad de sus ojos, absortos y castaños, observándome. Hasta intenté afirmar la falacia de su aroma luctuoso, apelando a razonamientos inconsistentes. Torpe, encontré presunciones hiératicas sobre su vientre. Pero tarde. En tanto, unas lágrimas humedecieron sus manos.

Abrí los ojos. Ella sollozaba. Quise abrazarla con la esperanza de encontrar un equilibrio, una respuesta satisfactoria dentro de la incertidumbre. Era extensa, infinita, pero insondable. Solo podía basarme en lo ostensible, palpar su fragilidad hasta llegar negligentemente a lo mitómano y, en efecto, a lo parcial. Traté de disuadirme, la contemplé indagando etiologías probables, figuras desconocidas, razones coherentes. Infructuoso, tuve que conformarme con mis vanas elucubraciones. Ya sin palabras, mi conciencia divagaba en lo mental, obnibulada. Entonces ella, entrecortadamente, dijo: Es inefable.


Evité esa palabra durante casi todo el lustro, pues no aceptaba la limitación del lenguaje. Hice como si no la hubiera escuchado nunca. Ella lo sabía. Sin embargo, la repitió más fuerte. Yo callé. El silencio. Lo inefable. Inexorable, tuve que decírselo: Te amo.

Nota: Una sincera disculpa... Este es un texto sin animos de formalidad.

domingo, 19 de agosto de 2007

TOSCANO

Mora en el cielo
por asuntos de gravedad.
Divaga, levita. Etéreo ser
de sombra áurea.

Toscano onicomorfo
de tristes exageraciones.

Celestial y mundano
pintor de nevos
dibujante urbano
enamorado.

Toscano díscolo,
giro de lápices,
Vallejo descabellado.

Toscano delgado
y acechado.

Triste figura
no trazada,
contradictoria.

Sobre la plaza
Es Toscano, solo
Toscano.

Y Volando.


Nota: Esto es producto de las nocivas conversaciones con Walter Toscano. Ser etéreo y no iconográfico... ya que es casi invisible.

miércoles, 15 de agosto de 2007

INSTRUCCIONES PARA ELEGIR UNA MUJER


Cuando un hombre llega a cierta edad es inevitable tendrá que elegir a un espécimen del sexo opuesto; para compartir su casa, tener hijos y perpetuar la existencia de sus genes. El hombre intentará buscar una mujer que cocine como su madre, que después del trabajo lo reciba con masajes en la espalda, que no berrea por el desorden de su ropa sucia y aunque fuese, un poco, se parezca a la modelo de la última revista mensual. Lastima, mi querido lector masculino, que dichas mujeres están extintas o son nonagenarias encantadoras en sillas de ruedas. Las últimas décadas y los movimientos feminista han terminado por enclaustrar este tipo ideal de compañera a las pesadilla más aborrecible de la mujer contemporánea. Es triste, pero la metodología deberá ser distinta para que usted haga su elección o mejor dicho para que no sea "la presa" de una Artemisa diestra.

No se fije de las apariencias, procure buscar en la aleatoriedad de la rutina diaria pues la teoría del cazador hace mucho tiempo caducó ante la inteligencia femenina. Elija a alguien compatible con quien pueda hablar, así las interminables noches de verano en la cama nupcial serán más llevaderas, si se enamora elimine la opción pues la pasión y en última instancia el amor son pésimos nadadores en medio del océano del matrimonio. Recuerde que las mujeres no son la solución pues siempre han sido la causa del problema, haga memoria y encontrará nombres femeninos en la historia como: Eva, Helena de Troya o María Antonieta. Aunque estos casos anteriores son extremos, debe tener en cuenta que las mujeres son un mal necesario; son ese chispazo que te levanta por las mañanas, que te atormenta y enloquece, la inspiración del poeta desprovisto, el abrigo de los niños, el terreno fértil de la vida y las poseedoras de la similitud excluyente.



P.D. Redactado en julio del año 2005. Cuando aún me consideraba misántropo; lastimosamente perdí esa condición. Y este texto al parecer es el resago de la lectura inconciente de algun libro tonto de autoyuda.

lunes, 6 de agosto de 2007

PARTIDA ONÍRICA



Cansado, con los ojos en apertura semiabierta, ofrezco un gambito para que el sueño caiga en la celada de mi próximo lance. Apoyo mi cuerpo agotado en la columna abierta y ataco el punto débil de la vigilia. Sólida cadena de peones aún apoyada por la caballería del insomnio y los obispos dogmáticos de la fatiga. La táctica me permite la colocación estratégica, central, de mi corcel negro: inescrutable e ineludible sobre el tablero. Los castillos, pesadísimos, empiezan a moverse lentamente acompañando a su dama mientras yo, modesto y socialista, prefiero avanzar con los peones hacía el escondite del onírico rey que me niega el descanso. Topamos contra la muralla. El corcel, aconsejado por los ancianos sacerdotes, y por razones éticas, nos insta a respetar la vida del monarca enemigo. Hemos demolido el enroque. El sueño, avergonzado, pretende infructuosamente huir por la cloaca de la octava fila. Decidimos no atacarlo por la espalda. El sueño ha huido; sin embargo, su castillo en escombros, y yo sobre él dormido.